L A Q U E V U E L A

La que vuela dice tener un nombre exacto,
nada particular ni ultravioleta...
nada nuevo.

La que vuela pasó cerca de mí una vez.
Fue hace poco, cuando dormitaba descalzo en la campiña.
Levanté los brazos

y me levantó del piso...

Pero entonces me solté...





Caí en el lugar de siempre,
en la misma ciudad y... (bueno, ya saben).


Nunca vi su rostro.
Nunca toqué su alma...
Robé algunos de sus dulces,
metí la cabeza en sus gustos musicales,
y enfurecí a sus amistades.

Colapsé piedras que llevaban encimadas décadas.
Removí agua cristalina.
Ensucié y pintarrajee paredes.

Recobré la conciencia un lunes.
Tras padecer irresponsabilidad y cobardía.
Me metí dos pastillas y un poco de agua.

Y salí de nuevo, a donde estuve tanto,
a donde estoy ahora,

a la lluvia, a caminar...