lunes, agosto 28, 2006

Juan Morganático

Cuando la cosa es cosa de burguesías y aristocracia.
Las decisiones de parlamentos y familias.
La naturaleza rural y la compañía monárquica...

Hay poco por hacer amor.

Yo era como alguien que acaba de salvar su vida.

Tú eras tan pequeña...

El mundo bipolar y suceptible y rígido.

Así pasaron los días.

Así pasaron treinta.

Hoy todavía extraño tus sorpresas y cómo las presentabas.

Y tus besos...

Pero las leyes estaban dictadas.

Los fosos cavados.

La memoria intacta.

El final mórbido perfecto.

3 Comments:

Blogger Tamara Blue said...

...hablanos de sus sorpresas y su presentación!

agosto 29, 2006 12:04 p.m.  
Blogger Juan Solo said...

Envolturas en papel fino, terciopelo rojo, moñotes, categoría de primera eh... y casi siempre eran sorpresas mañaneras.

agosto 29, 2006 12:17 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

No cabe duda de que la categoría era de primera...presentaciones, envolturas...pero yo creo que lo que había dentro era lo que hubiera logrado que cruzaran la frontera de los treinta días...igual y no hubo tiempo, igual y no hubieron ganas, igual y tu deslumbramiento con las sorpresas mañaneras te hizo no querer saber si las de media tarde estaban tan igualmente bien presentadas o si siquiera existían...en fin, bellos treinta días...

agosto 29, 2006 2:31 p.m.  

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